jueves, 4 de agosto de 2016

LA VUELTA

2 de Agosto
¡Hola a todos!

Son las doce y media de la noche. Escribo esto en un bar de carretera en Soria, apenas a dos horas de llegar por fin a casa en Madrid, mientras hago todo lo posible por no dormirme.

Como soy parte del grupo de rezagados que llegó directamente a los días de las diócesis, estoy viviendo una parte de la JMJ que para mí es nueva: las jornadas de autobús. Tenía muchas ganas.

Y lo estoy disfrutando. Desde que llegué a Polonia estuve durmiendo en camas, primero en Wroklaw en casa de Thomass y Anna, okupando la habitación de su hijo Filip, y luego en Bochnia compartiendo una cama con mi hermano Javi en casa de Kuwala y todos sus animales. En cambio, desde que echamos las esterillas en el Campus Misericordiae hace tres días, todo el autobús 29 no se ha separado ni un momento.

Se acabó el despertarse, asearse y reunirse con los demás. Mis últimos tres despertares matutinos han sido ya en medio de un grupo activo y cantarín, bien en el saco en medio del Campus, o en mi asiento del autobús. La incorporación depende únicamente de lo que tarde en reunir fuerzas, abrir los ojos y empezar a hablar con los demás. Ni siquiera hace falta que me mueva, total, no tengo que ir a ningún sitio.

A diferencia de lo que hicieron los demás hace dos semanas, esta vez estamos recorriendo Europa como una flecha sin pararnos más de lo justo (salvo una etapa en Turín de la que ahora os hablaré).

Domingo por la tarde. Nos metemos en el autobús. Nos dormimos. Despertamos. Por lo visto estamos en la República Checa. Algunos conseguimos mantenernos despiertos lo suficiente para ver El Show de Truman (gran película sobre los límites de la realidad y la búsqueda del Creador). Nos volvemos a dormir. Volvemos a despertar. Una gasolinera en Austria, las 3 am. Volvemos a dormir. Creo que hubo una parada en medio pero preferimos dormir. Despertamos ya de día en una localización que, por deliberación popular, identificamos como "un pueblo italiano al pie de las montañas". Y hay que ver lo que se parecen los Alpes a los Picos de Europa.

El lunes fue un día totalmente italiano. Por la tarde hicimos la mencionada parada en Turín, donde hicimos varios actos y pasamos la noche. Una animadísima Eucaristía con toda la Deleju, oficiada por caras muy familiares y bienvenidas, y una adoración a las reliquias del beato Pier Giorgio Frassati, un joven de 24 años como nosotros. Decidimos decir adiós a las ensaladas de la organización e ir a un ristorante a comernos una auténtica pizza italiana.

"Dormimos" en un colegio. Entre comillas porque nos recogimos a las 3 y había que levantarse a las 5, así que algunos decidieron saltarse el trámite de irse a la cama. Total, el día siguiente (hoy) sería todo de autobús.

Nada más subirnos volvimos a caer rendidos, y se volvió a obrar el milagro de la teleportación: nos dormimos en Turín a eso de las 6 y nos despertamos después de las 9 en las montañas en Grenoble, Francia. ¡Y a media tarde entramos por fin en la provincia de Barcelona!

¿Cómo se pasan estas largas horas de autobús, aparte de durmiendo? Pues cantando, por supuesto (todo el cantoral de la misa de jóvenes y un par de sevillanas), cogiendo el micrófono para contar chistes (a algunos Dios les ha dado ese don, otros hacemos lo que podemos) y, mi opción favorita, viendo películas. Le hemos sacado partido a la selección que hicimos, y las elegimos o bien por sugerencia de los responsables o por aclamación popular. Ahora mismo tenemos puesta Como Dios (comedia sobre aceptar la voluntad de Dios y no la nuestra), pero a lo largo del día hemos puesto Spider-Man 2 (película sobre la vocación y la autonegación, lo creáis o no) y El Rey León (porque es divertido cantar Hakuna Matata todo el autobús juntos, por eso). Ayer hubo una divertida Guerra Civil por el control del DVD entre el "Team Iron Man" y el "Team Narnia" (esta última una alegoría del Evangelio en clave fantástica, la otra una exhibición de Robert Downey Jr. molando).

¿Pero sabéis lo mejor de todo? Que la JMJ no acabó en la misa de envío en el Campus Misericordiae. Las interacciones con otros peregrinos de las que hemos hablado en otros posts siguen sucediendo: mi favorita fue un intento colectivo de usar las duchas en el colegio de Turín. Y por supuesto, seguimos profundizando en el conocimiento unos de otros, y eso a mí me ha permitido el crecimiento espiritual. Personalmente, yo siempre peregrino para acercarme a Dios y mejorarme a mí mismo. Me preocupaba que esta JMJ se quedara en un bello recuerdo o un divertido viaje de grupo, pero con ayuda de Dios, para mí puede suponer un pequeño punto y aparte.

Porque hablar con otras personas ayuda. Entrar en un entorno de espiritualidad y reflexión ayuda. Resulta que tras las confesiones que hicimos hace una semana en el Santuario de la Divina Misericordia, yo me quedé pensando varios días qué sentido tenía que Dios me absolviera de mis pecados si los defectos de carácter y mentalidad que los originaron seguían ahí. Yo podía enumerar mis faltas y recibir una absolución, pero eso solo no me iba a hacer mejor cristiano.

El momento de lucidez vino en Turín, por la interacción con mis compañeros de peregrinaje. Convivir con personas distintas a las que yo suelo tratar en mi vida diaria, y reflexionar sobre ello, me ha ayudado a identificar mis errores de enfoque. Por una vez, decidí hacer una confesión a la antigua usanza: en vez de decir "yo soy así y asá y eso es malo por esto", dije "tengo un problema con ESTA persona porque hice ESA cosa porque opino ESTO de él/ella".

Parafraseando a Morgan Freeman al final de Como Dios, "eso sí fue una confesión".

Y de repente tenía una perspectiva nueva. Y tuve ganas de hablar e intimar con personas cuyo solo nombre antes me ponía malo (aún no he podido ponerlo en práctica, claro). Incluso mis compañeros de autobús me aparecían ahora bajo una luz distinta. Fue liberador. Y llevaba siglos queriendo hacerlo y creyendo que era imposible.

¿Qué me llevo de la JMJ? Haber expandido horizontes. Haberme encontrado con gente diferente de cualidades e historias insospechadas, y haber aprendido a poner mis rencores ante Dios y dejar que Él obre en ellos. Al menos eso creo ahora. ¿Durará este efecto? ¿Seré capaz de llevar esta enseñanza conmigo el resto de mi vida? Quiera Dios que sí.

Fdo:
Ignacio

Día 2 de agosto, volvemos a casa. El cansancio de estos últimos días hace que nos entren ganas de volver s nuestros hogares, volvemos incluso con mas cosas en la mochila que con las que partimos: regalos para nuestros allegados y regalos que nos han hecho en nuestros alojamientos; pero lo que más nos pesa, y de buena gana, es nuestra experiencia de Dios en este viaje, algo que no podemos desprendernos pero ansiamos regalar a todos.

Muchas horas de viajes en el autobús de regreso, aún sacamos fuerzas para contar chistes y cantar sevillanas en el autobús, fuerza que emerge de la necesidad de agotar las últimas horas con nuestros compañeros y nuevos amigos del autobús, los cuales tardaremos mucho en volverlos a ver y que han hecho mella en nuestra aventura: aquellos otros miembros del Cuerpo de Nuestro Señor que es su Iglesia.

Llegamos, aplausos entre los que nos esperaban, tristeza de los que se despedían, un sólo corazón en el final: el mismo que nos acompañó en nuestro viaje; No se puede pedir mas, ha sido una experiencia única para los que hemos ido y una expectación para los que nos habéis seguido. Muchas gracias por vuestro cariño. Paz y Bien

Fdo: 
Fray Edu, TOR

27 de Julio (traspapelado)

Parece mentira pero ya estamos aquí. Nuestro primer día, de los que venimos en la segunda etapa, coincide con el día de la acogida en familias. Salvando las distancias y por supuesto las circunstancias, puedo decir que he sentido la calidez de la acogida: ¿qué sentirán las personas que tienen que dejar su tierra, su casa, y que se encuentran en otro país con solo lo que llevan puesto?
Toda la familia se ha volcado con nosotros. No sé cuántas veces hemos desayunado; han compartido con nosotros su casa, sus habitaciones, y a la hora de comer han venido sus padres, sus amigos,... Nos han tratado como siempre querríamos ser tratados.
¿No se nos estará diciendo algo?
La eucaristía ha congregado a todo el pueblo de Tyniec Maly. No podia ser de otra manera: hemos dado gracias al Señor y nos hemos dado gracias recíprocamente.
La visita al santuario de Santa Hedwige en Trzebnica me ha hecho plantearme otras preguntas: ¿ha perdido actualidad vivir la misericordia? ¿por qué hombres y mujeres de otros tiempos, se dejaron la vida por el necesitado? ¿y por qué mucha gente lo sigue haciendo ahora?
Personas como Santa Hedwige y Santa Isabel de Hungría y otras muchas de nuestra época como nuestros "acogedores" de estos días, los sacerdotes de Tyniec Maly, los sacerdotes Ireneusz Alczyky y Vadim Shaikevich y el diácono Marcin Bacela y las hermanas de la Congregación de Trzebnica son ejemplos a imitar. 

Termino con otra pregunta : ¿no será que la respuesta a todas estas preguntas es lo que jóvenes de todo el mundo buscan yendo al encuentro de otros jóvenes este año en la JMJ de Cracovia?

Fdo: 
Juan Carlos

3 de Agosto 2016 

Ya estamos en Madrid. Seguro que muchos de los que hemos participado de esta gran experiencia, estamos ahora descansando en el sofá de casa. ¡Qué bien se está echado en él después de una peregrinación tan dura! Dura, sí, porque dificultades hemos tenido. La última, la resumía Pilar al llegar a Madrid: de las últimas sesenta horas hemos estado cuarenta y ocho metidos en un autobús. Cada vez que nos despertábamos de una cabezada, nos encontrábamos en un país diferente. Pero miro el sofá y no lo veo de la misma manera que antes de marchar. La metáfora del Papa Francisco no se me ha olvidado: ¿los jóvenes representados por los peregrinos de Cracovia, quieren ser jóvenes de diván? ¿quieren ser jóvenes jubilados? Me vienen a la cabeza unas cuantas preguntas que me hacía en mi reflexión del pasado 24 de julio, el primer día de los que fuimos en la segunda etapa, que por culpa de lo que antes se llamaba "duendes de la imprenta" no vio la luz. Me preguntaba por lo que se nos podría estar diciendo con la cálida acogida que tuvimos en Tyniec Maly (Breslavia), al sentirnos y serlo, de hecho, peregrinos. Acogida que, por cierto, también ha sido fantástica en Bochnia. Me preguntaba también, si la misericordia es un concepto anticuado, y por qué personas de todas las épocas se han dejado, y se dejan, la vida en vivir la misericordia. Me preguntaba, por último, por las razones que han llevado a cientos de miles de jóvenes de todos los país es del mundo a peregrinar a la JMJ de Cracovia. La respuesta es siempre Cristo: los jóvenes han peregrinado a Cracovia a encontrarse y orar, con otros jóvenes y con toda la Iglesia, en definitiva a encontrarse con El. Han ido a proclamar que quieren vivir la vida a la manera misericordiosa de Cristo, que quieren tener su mirada y vivir con su alegría. Vivir una vida nueva, nada anticuada. Me levanto del sofá. Con un rato de descanso, basta. 

Fdo: 
Juan Carlos

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