viernes, 22 de julio de 2016

21 DE JULIO (2)

21 DE JULIO (PARTE II)

Bueno pues hoy hemos tenido un día complicado, de muchas maneras diferentes. 
En primer lugar hemos amanecido con lluvia, que nos ha acompañado el resto del día. Después hemos sufrido el caos de la salida de misa, en la cual teníamos que salir por número de autobús para recoger la comida de hoy y cruzar el río hasta encontrar a nuestro querido conductor Abelardo. En el proceso se nos ha perdido nuestra alérgica, ya que los voluntarios nos instaban a ser rápidos saliendo de la catedral mientras que ella tenía que recoger la comida en un puesto alejado.
Luego por suerte el trayecto en autobús lo he pasado entero durmiendo (unas 8 horitas, hallelujah), pero me he despertado con la policía en la cara pidiéndome el pasaporte. Y es que a la entrada de Polonia han subido policías al autobús hasta dos veces haciendo controles, lo cual me parece perfecto para garantizar la seguridad. 
Menos gracia nos ha hecho la situación en la que estamos ahora. Se nos ha pedido que los autobuses lleven una documentación especial, así que la mayor parte de los autobuses de la Deleju hemos estado 4 horas esperando en una gasolinera para saber que tendremos que esperar a ella hasta mañana, durmiendo a la intemperie o en el autobús si el conductor es majo (qué grande Abelardo).
Sin embargo ha sido un día de providencia. Estoy auténticamente cautivado por la actitud de los peregrinos ante todas estas situaciones. 
Por ejemplo, durante las prisas en Frankfurt Marga había sido amablemente acogida en un autobús por otros peregrinos. Además, todos comentamos las palabras oídas durante la misa: la comunidad nos acogía calurosamente, recordando agradecidos cómo fueron ellos acogidos en la JMJ de Madrid; nuestro obispo auxiliar nos recalcó el contraste entre el poder del dinero y el de la fe, visible en Frankfurt con la presencia de la catedral y del Banco Europeo...
En cuanto a la retención en esta gasolinera polaca, todos los jóvenes han mantenido los ánimos altísimos. Al grito de "No se duerme, hoy se canta!", hemos celebrado nuestra llegada a Polonia (con cierto amargor al enterarnos de que las familias que nos iban a acoger nos tenían preparada una fiesta de bienvenida). Hemos aprovechado la ocasión para estrechar aún más nuestra relación con nuestros compañeros de autobús, y para finalizar la catequesis de Fray Eduardo. De ella sacamos dos pensamientos que esta noche reflexionamos:
1. La fe de los jóvenes en Cristo es mucho más poderosa que el terrorismo. Nuestro Dios no es un dios justiciero, sino un Dios de Amor que nos abraza en todo momento. Nada nos frenará si lo abrazamos nosotros también, como hemos hecho con nuestros hermanos al terminar la catequesis (ha habido lágrimas, oye)
2. Queremos que esta experiencia abra nuestros ojos a la realidad de los refugiados. También nosotros estamos retenidos a las puertas de nuestra meta cuando pensábamos que ya estaba hecho. Muchos peregrinos dormirán en la hierba, sin cenar, con el olor de la cercana papelera industrial, con turnos de guardia ante la amenaza de bandas gitanas y rumanas... Y sin embargo ni siquiera nos acercamos a lo que ellos viven. Confiamos en que vosotros desde casa podáis también imaginar si fuésemos nosotros y no ellos.


Mañana conoceremos a las familias. También intentaremos durante esta semana dar respuesta a la pregunta de Fray Eduardo: ¿quién es Dios para vosotros? Nuestro corazón empieza a rebosar de experiencias y reflexiones. ¡Menos mal que podemos ordenarlas al pasarlas a escrito!

Fdo:
Javier


Hoy ha terminado para nosotros la primera parte de nuestra peregrinación hasta Cracovia. Al salir de Frankfurt, nuestro próximo destino es ya Polonia, donde empezaremos a unirnos a diferentes actividades en torno a la Jornada Mundial de la Juventud.

Sigue llamando la atención el buen ambiente que encontramos entre los grupos de jóvenes, que a pesar del cansancio y algún que otro contratiempo ofrecen cada día más ilusión y alegría. Para mí, lo más emocionante es percibir la unidad entre todas las personas que hemos venido desde Madrid. Más allá de limitaciones entendibles, podemos descubrir esa unidad en pequeños gestos del día a día. Conmueve ver a jóvenes que no se conocen de nada compartir y ayudarse espontáneamente cuando es necesario. Por otra parte, se diría que este conjunto de jóvenes es un símbolo de todas las personas  que viven la fe cristiana en nuestro querido Madrid.

Cada vez que por las calles se escuchan voces más altas de lo habitual o cánticos, sabemos que ahí hay algún grupo de los nuestros. También es divertido ver las expresiones de la gente que, entrando en cualquiera de las catedrales en las que hemos estado, se las encuentran completamente llenas de jóvenes con banderas. Es entrañable ver cómo los habitantes de las ciudades por las que pasamos se detienen para conversar con nosotros y para desearnos un buen viaje. A la vez es impresionante el testimonio de fe que se descubre en diversos momentos, sin miedos ni prejuicios, y con una naturalidad y sencillez que muestra una presencia singular de Dios.

Lo vivido durante estos días no es más que el preludio de lo que nos espera en el encuentro con el Papa Francisco. Esperemos que este buen ambiente vaya aumentando y que cada detalle no deje de sorprendernos.

Fdo: 
Juan